Serpiente, cuando te colgué de mi cuello
y acaricié tu garganta fría y pulsátil
mientras me silbabas, destellante
de escamas doradas como flechas, y sentí
tu peso en mis hombros
y el susurro de plata de tu aspereza
sonó en mis oídos—
Serpiente—¡Le juré a mis congéneres
que eras inofensiva! Y, la verdad,
no tenía certeza, ni esperanza, solamente el deseo
de tomarte, por ese goce
que me dejó
una larga estela de placer cuando al temblar las hojas
te fundiste en el diseño
de sombra y pasto, y yo volví,
sonriente y hechizada, a una mañana oscura.
Versión en castellano de Sandra Toro
To the Snake
Green Snake, when I hung you round my neck / and stroked your cold, pulsing throat / as you hissed to me, glinting / arrowy gold scales, and I felt / the weight of you on my shoulders, / and the whispering silver of your dryness / sounded close at my ears— // Green Snake—I swore to my companions that certainly / you were harmless! But truly / I had no certainty, and no hope, only desiring / to hold you, for that joy, / which left / a long wake of pleasure, as the leaves moved / and you faded into the pattern / of grass and shadows, and I returned / smiling and haunted, to a dark morning.
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