Los demás hablaban como si
la conversación fuera una danza.
Tosca, yo, iba a romper la ronda
con mis pies torpes.
Pronto aprendí
a agazaparme
junto a la puerta:
cuando empezaba la charla
me despintaba la boca
y me escabullía
de nuevo en el establo
con las bestias cálidas,
muda entre los ruidos corporales
de los más simples.
Veía, al agitar
el aire iluminado,
las motas de oro moviéndose
de la sombra a la sombra,
lentas en ese despertar
de suspiros hondos y serenos.
Las vacas
masticaban, se revolvían o se quedaban quietas. Y yo
estaba en casa y sola a la vez.
Hasta que el ángel
súbito me aterrorizó —una luz que borró
mi rayo endeble,
un bosque de antorchas, plumas de fuego, chispas volando:
pero las vacas tranquilas
como siempre. Y no se incendió nada,
excepto yo, cuando esa mano de fuego
me tocó los labios, abrasó mi lengua
y arrastró mi voz
hasta la pista de baile.
Versión en castellano de Sandra Toro
CAEDMON
All others talked as if
talk were a dance.
Clodhopper I, with clumsy feet
would break the gliding ring.
Early I learned to
hunch myself
close by the door:
then when the talk began
I’d wipe my
mouth and wend
unnoticed back to the barn
to be with the warm beasts,
dumb among body sounds
of the simple ones.
I’d see by a twist
of lit rush the motes
of gold moving
from shadow to shadow
slow in the wake
of deep untroubled sighs.
The cows
munched or stirred or were still. I
was at home and lonely,
both in good measure. Until
the sudden angel affrighted me—light effacing
my feeble beam,
a forest of torches, feathers of flame, sparks
upflying:
but the cows as before
were calm, and nothing was burning,
nothing but I, as that
hand of fire
touched my lips and scorched my tongue
and pulled my voice
into the
ring of the dance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario