jueves, 18 de febrero de 2010

SEPTIEMBRE DE 1961




Este es el año en que los viejos,
los grandes viejos,
nos dejan solos en el camino.

El camino conduce al mar.
En los bolsillos tenemos palabras,
instrucciones oscuras. Los viejos

se llevaron la luz de su presencia,
la vemos alejarse por la ladera
de una montaña.

No están muriéndose,
se han retirado
en dolorosa intimidad

a aprender a vivir sin las palabras.
E.P. “Se parece a morirse” – Williams: “No
puedo describir lo que

me estaba pasando”
H.D. “Incapaz de hablar.”
La oscuridad

se retuerce en el viento, las estrellas
son ínfimas, el horizonte está
encerrado en la bruma confusa de las luces urbanas.

Nos dijeron
que el camino conduce al mar,
y pusieron el lenguaje

en nuestras manos.
Aunque solo oímos
nuestros pasos cada vez que un camión

nos encandila y pasa
dejándonos un silencio nuevo.
No se puede llegar

al mar por esta ruta
infinita, a no ser que haya
una curva al final, parece

perseguir al búho que sobre ella planea
silencioso y oblicuo, adelante y atrás,

lejos, hacia lo profundo del bosque.

Pero el camino se despliega
para nosotros, que contamos
las palabras en los bolsillos, preguntándonos

cómo va a ser sin ellas, no detenemos
la marcha, sabemos que
queda lejos y algunas noches

nos parece que el viento trae
un olor a mar...

    (de "Selected Poems",                                            
New Directions Publishing Corporation, 2002)



September 1961

This is the year the old ones,/the old great ones/leave us alone on the road.//The road leads to the sea./We have the words in our pockets,/ obscure directions. The old ones//have taken away the light of their presence,/we see it moving away over a hill/off to one side.// They are not dying,/they are withdrawn/into a painful privacy //learning to live without words. /E. P. "It looks like dying"-Williams: "I can't /describe to you what has been//happening to me"-/H. D. "unable to speak."/The darkness//twists itself in the wind, the stars /are small, the horizon/ringed with confused urban light-haze.// They have told us/the road leads to the sea,/and given /the language into our hands./We hear /our footsteps each time a truck// has dazzled past us and gone/leaving us new silence./Ine can't reach /the sea on this endless /road to the sea unless /one turns aside at the end, it seems,// follows /the owl that silently glides above it/aslant, back and forth, //and away into deep woods. //But for usthe road /unfurls itself, we count the /words in our pockets, we wonder /how it will be without them, we don't//stop walking, we know/there is far to go, sometimes/we think the night wind carries/a smell of the sea...









martes, 16 de febrero de 2010

EN CALIFORNIA DURANTE LA GUERRA DEL GOLFO




Entre los eucaliptos diezmados por la roya, entre
los árboles y arbustos que la helada de Navidad oxidó,
y los corrales y laderas exhaustos tras cinco años de sequía,

unos brotes de un blanco vivo reaparecieron puntualmente, 
junto a racimos de un rosa pálido y un rosa oscuro –
Delicada abundancia. 

Parecían visitas llegando alborotadas en un día de fiesta,
sin enterarse de los sucesos del año, sin percibir
a los otros, vestidos de arpillera.

Para algunos, el paisaje abatido hacía juego
con la vergüenza y la amargura. El cielo siempre azul,
el sol a diario, nos asqueaban como los prendedores “smile”.

Y esos brotes, adheridos a las ramas delgadas
más livianos que pájaros listos para levantar vuelo
alzaban el corazón hundido

aún contra su voluntad.
.........................................Pero no
como símbolos de esperanza: eran endebles
igual que nuestra resistencia contra los crímenes cometidos

--otra vez, otra vez-- en nuestro nombre; y sí, regresaban
año tras año, y sí, brillaron brevemente con serena alegría
contra el fulgor oscuro

de los días malditos. Están, y su presencia
es la quietud inefable—y las bombas son, fueron
y, sin duda, serán; esa muda, esa inmensa cacofonía

simultánea. No se llegó a ningún acuerdo, los brotes
no eran palomas, no hubo arco iris. Y cuando se
anunció el fin de la guerra, la guerra no se terminó.


(De “Evening train”,
New Directions Publishing Corporation, 1993)



ENFOQUE





“Soy un paisaje,” dijo él,
“un paisaje y un hombre caminando por ese paisaje.
Hay barrancos que asustan,
y planicies alegres a su modo
de ocre monotonía. Pero en especial
hay pozos, lugares
de terror súbito, de poco diámetro
y diabólica profundidad.”
Ya sé,” dijo ella. “Cuando salgo
a caminar por mí, como si fuese
una tarde apacible, olvido
que tarde o temprano llegaré donde la juncia
y un grupo de flores blancas, ruda tal vez,
señalan el pantano, y yo sé
que hay ciénagas capaces de arrastrarme
y hundirme en su barro burbujeante.”
“Cuando era chico teníamos un perro” dijo él
“un perro viejo y amigable. Pero en la cabeza
tenía una cicatríz, y si se te ocurría
tocarla, te saltaba encima gruñendo
y te mordía. Mordió a un chico,
tuvieron que llevarlo al veterinario y  sacrificarlo”
“Nadie sabe dónde está,” dijo ella,
y nadie la toca ni por casualidad.
Está en mi paisaje, y sólo yo, absorta
por el camino de mi vida, cruzando mis colinas,
durmiendo en el musgo verde de mis bosques,
yo misma la toco sin darme cuenta,
y me salto encima– ”
“–o retrocedo
justo a tiempo.”
........................ “Sí, eso se aprende.
No es de terror sino de dolor de lo que estamos hablando:
de esos lugares en nosotros que, como la cabeza de tu perro,
están lastimados para siempre, que el tiempo
nunca alivia, nunca.”




(De “Breathing the Water”.
New Directions Publishing Corporation, 1987)



miércoles, 3 de febrero de 2010

LA RESPIRACIÓN

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Una paciencia
absoluta.
Los árboles emergen
con la niebla
hasta las rodillas. La niebla
que flota lentamente
cuesta arriba.
                          Telarañas 
blancas, el pasto
hendido donde los ciervos
pasaron buscando manzanas.
El bosque
desde el arroyo hasta
donde la cúspide se asoma
por encima de la niebla, sin
ningún pájaro.
Tan absoluta, y no es
nada más que
la felicidad, una respiración
demasiado serena para oírla. 






THE BREATHING 

An absolute
patience.
Trees stand
up to their knees in
fog. The fog
slowly flows
uphill.
          White
cobwebs, the grass 
leaning where deer 
have looked for apples.
The woods
from brook to where
the top of the hill looks
over the fog, send up
not one bird.
So absolute, it is
no other than
happiness itself, a breathing

too quiet to hear.







lunes, 1 de febrero de 2010

EL TREN DE LA NOCHE



-->
Un viejo duerme en el tren de la noche,
con la cabeza hacia atrás, la boca cerrada con discreción,
las manos juntas, los dedos entrelazados.
Esas manos grandes
descansan sobre el forro del abrigo de su esposa
que lo tiene abrazado, y la piel
parece un perro laxo, dócil y afectuoso.
El hombre es un campesino
con ropa de calle, moderadamente próspero---
rico para los estándares de su juventud;
eso se puede leer en sus manos,
en sus rasgos dormidos.
Qué cansado está, qué cansado.
Le dije viejo, y después recordé
mi propia edad, y noté que es probable
que no sea mayor. Pero en esa dimensión
que avanza con nosotros y, a la vez, está quieta
como la burbuja de un nivel de carpintero,
yo tengo catorce años, y voy mirando las caras que
vi todos los días en el tren que va a Londres,
y con las que nunca hablé; o juego a adivinar
a partir de un zapato qué cara
encontraré si levanto la vista.
Cada uno en su interior tiene una edad detenida
(o a veces dos) que no puede expresarse.
Este hombre debe
tener unos diez años, pasa unas horas al día
en un aula atestada, y muchas más
trabajando en el campo; es un chico siempre
haciendo planes para ir a pescar el domingo.
El tren cruza rápido la oscuridad
(la oscuridad italiana, al parecer)
con su carga de gente, cada uno
con un destino a sabiendas, cada uno
con una edad conocida y esa otra,
la oculta --- excepto aquellos
que todavía son jóvenes, o no pero sí más lentos para enfocar,/
que todavía no alcanzan ese estado del ser
que se vuelve
no un punto de anclaje sino un nodo
en torno al cual la mente evoluciona, las reflexiones orbitan,/
los sucesos se acumulan--- un centro.
............................................................Una chica de trenzas
se sienta, invisible, en el asiento de atrás
cómoda con su soledad.Y enfrente de ella
un chico invisible, sueña. Ella sabe
que no puede imaginar sus sueños. Muy rápido
atravesamos nuestra vida; rápido, sin detenerse el tren
salta y rebota rumbo a los campos dormidos,
nuestra quietud ignorada
mantiene el nivel como el agua encerrada en el vidrio.





(de "Selected Poems", 
New Directions Publishing Corporation, 2002)

Versión en castellano de Sandra Toro