El aullido vacilante de un perro
virtuoso entrada la medianoche
resuelto en tres ladridos bajos en
staccato.
Tres veces la misma alocución
repetida, insistente.
Se asegura, como un pájaro que
practica
todo el día,
su fraseo.
Lo escucho entredormida, consciente
del placer de escuchar,
sin asustarme de estar sola.
Pero el miedo me fastidia: ¿la herida
que sufrió mi vida
se está curando demasiado rápido,
cerrándose con rencor?
¿La cicatriz
va a arrugar la piel de mi alma?
“Silencio”, le grita alguien al
perro
que una vez más eleva su queja
en la noche otoñal como una canción
extraña.
STRANGE SONG
A virtuoso dog at midnight-high wavering howl
resolved in three staccato low barks.
Three times the same utterance
repeated, insisted on.
It makes sure, like a bird practicing
through the day,
its phrase.
I listen half asleep, aware
of pleasure in listening,
not afraid of my solitude.
Yet the fear nags me: is the wound
my life has suffered
healing too fast,
shutting in bad blood?
Will the scar
pucker the skin of my soul?
"Shut up", someone shouts at the dog
who again lifts his complaint
into the fall night in strange song.
(de "Poems 1972-1982", New Directions Publishing Corporation, 2001.)
Versión en castellano de Sandra Toro.
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