Cuando cierran los negocios, una luz invernal
        abre
el aire para el lirio azul,
        el
destello de la escarcha a través del humo,
        los
granos de mica, la sal de la vereda.
Cuando cierran las oficinas, pies iberados y
       
autónomos trazan diseños sobre las calles 
        en el
paseo y la prisa; cabezas como globos
       
flotan y se sumergen sobre ellos; los cuerpos
       no
están de veras ahí.
Cuando se encienden las luces, cuando el cielo se
apaga,
        una
mujer con los tacos torcidos le dice a otra
       
mientras caminan a buen paso,
        “Lo
que más me gusta es la vida, ¿sabés?
        ¡Me encanta vivir! Incluso si tengo
        que ponerme vieja y gruñona!— ¡o renga!
        Hasta renga, podría…”  Inaudible.
Para el caos de tonos múltiples 
         de
los cambios es una danza
        
hacia los puntos de la brújula, un río de cuatro cauces.
        
Perspectiva de cielo
         incrustado en avenidas, abandonado en cada
esquina.
         Cielo
del este, cielo del oeste: ¡Más vida esta noche! Un intervalo
         de
apertura en las afueras del invierno.
(Collected Earlier Poems, 1940-1960,  New Directions Publishing Corporation, 1979).
No hay comentarios:
Publicar un comentario