Ser humano – caminando
en la duda desde la niñez: caminando
en el bosque del mundo por una cornisa de piedra
cubierta de hojas húmedas – pobre o rico: de un
lado del camino, el éxtasis y del otro
la pena gris.................Caminando
por las ciudades imperiales de la mente, los pasajes techados,
.............................................las calles principales, los anchos bulevares/
que sostienen la prímula del cielo en delicado equilibrio.
La mente siempre
caminando, trabajando, deteniéndose a veces para postrarse
a adorar la belleza, y a veces saltando, colmada con la energía
del deleite, pero sin poder cruzar nunca
el muro, el muro
de ladrillos que se derrumba y se reemplaza,
de hierros retorcidos,
de roca,
el muro que habla y, monótono, dice:
............Los animales y los niños
................................................. que no pueden aprender
........... nada del sufrimiento,
............sufren, son torturados, y mueren
............en la incomprensión.
Este ser humano que, aun así cada noche
............................................o tocando
un interruptor – la oscuridad,
............................................pronuncia en silencio
impelido por una necesidad como la de juntar las palmas
y beber de un río,
.......................... las palabras, ‘ Gracias.
Gracias por este día, un día de mi vida.’
la nada, siempre en duda.
Y siente el raro placer
de haber repetido una vez más la fórmula infantil,
el placer de lo correcto.
Y se desliza hacia el sueño, a la deriva
en la corriente murmurante de la alabanza y la duda,
el misterioso muro, que mañana
proyectará su sombra familiar, nítida y helada
en la incandescencia del día.
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