Y el último día aparecieron los tiburones.
Primero las aletas negras, inocentes,
como una advertencia. El mar se vuelve
siniestro, ¿están por todas partes?
Te digo que cortan dos metros de agua.
El mar ya no es el mismo, ¿no vamos a poder
meternos a jugar?
A mí me gusta que esté claro, pero no
demasiado sereno, con bastantes olas
que me levanten. La primera vez
que me atrevía a nadar donde no hago pie.
Fue al atardecer cuando llegaron, a la hora
en que un brillo de cobre aquieta el mar,
no estaba tan oscuro como para un rayo de luna,
estaba claro como para verlos bien. Negro,
el ascenso brusco de las aletas.
el ascenso brusco de las aletas.
Versión en castellano de Sandra Toro
The Sharks
Well then, the last day the sharks appeared.
Dark fins appear, innocent
as if in fair warning. The sea becomes
sinister, are they everywhere?
I tell you, they break six feet of water.
Isn’t it the same sea, and won’t we
play in it any more?
I like it clear and not
too calm, enough waves
to fly in on. For the first time
I dared to swim out of my depth.
It was sundown when they came, the time
when a sheen of copper stills the sea,
not dark enough for moonlight, clear enough
to see them easily. Dark
the sharp lift of the fins.
©Denise Levertov [de Overland to the Islands (1958), en
Collected Earlier Poems 1940-1960, New Directions Publishing
Corporation, 1979].
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