Mucho es lo que sucede cuando no estamos ahí.
Muchos árboles, no sólo aquél famoso, caen en el bosque
uno tras otro. Nosotros no lo vemos, pero algo lo ve,
o alguien, una forma distinta de alguien,
un modelo molecular diferente, o entidades
ni siquiera formadas por moléculas; o nada, nadie:
pero algo tiene lugar, tiene espacio,
está presente, ausente,
de regreso. Mucho entra y sale por las ventanas abiertas
mientras nuestra atención está en otra parte,
así como el alma a veces entra y sale del cuerpo.
Solíamos saberlo todos,
pero hace cien años o más
estamos perdiendo los recuerdos, mudando el pelo
como animales o plantas enfermos.
De todos modos las cosas pasan,
tanto si estamos atentos como si
la puerta del garage se cierra a control remoto sobre
nuestras apreciaciones y las corta, las desconecta -.
Somos animales y plantas enfermos.
No estamos bien, y mientras apartamos la vista
del otro lado de esa guillotina o por
la hendija del día abierta con desdén bajo la persiana,
un brazo muy fuerte y luminoso se extiende o
desde un lugar insospechado, en nuestro propio cuarto
donde esperaba con paciencia, nos alcanza.
Y aunque no tenga nada que ver con nosotros,
y aunque no podamos comprender sus designios,
de cualquier modo nuestra condición cambia :
las células se mueven, un crujido de gasa apenas audible
aletea entre los libros cerrados, caen una o dos
hojas y, si somos honestos,
al leerlas advertimos que no estábamos soñando
sino que una vez más estábamos siendo testigos.
WINDOW-BLIND
Much happens when we’re not there./ Many trees, not only that famous one, over and over,/ fall in the forest. We don’t see, but something sees,/ or someone, a different kind of someone,/ a different molecular model, or entities/ not made of molecules anyway; or nothing, no one:/ but something has taken place, taken space,/ been present, absent,/ returned. Much moves in and out of open windows/ when our attention is somewhere else,/ just as our souls move in and out of our bodies sometimes./ Everyone used to know this,/ but for a hundred years or more/ we’ve been losing our memories, moulting, shedding,/ like animals or plants that are not well./ Things happen anyway,/ whether we are aware or whether/ the garage door comes down by remote control over our/ recognitions, shuts off, cuts off – ./ We are animals and plants that are not well./ We are not well but while we look away,/ on the other side of that guillotine or through/ the crack of day disdainfully left open below the blind/ a very strong luminous arm reaches in,/ or from an unsuspected place, in the room with us,/ where it was calmly waiting, reaches outward./ And though it may have nothing at all to do with us,/ and though we can’t fathom its designs,/ nevertheless our condition thereby changes:/ cells shift, a rustling barely audible as of tarlatan/ flickers through closed books, one or two leaves/ fall, and when we read them we can perceive,/ if we are truthful, that we were not dreaming,/ not dreaming but once more witnessing.
(From "Breathing the water", New Directions Publishing Corporation, 1987)