Pasan las noches, el sueño y los sueños, y el barco que rueda y rechina;
y los días, las nubes que ruedan sin sonido, el chirriar de las alas de las aves
virando, luchando contra el viento: días y noches mar afuera,
el paso de los años, y las décadas, sin el perfume de la tierra ni el escozor de la brisa.
Y luego llega una mañana, esta, con una luz distinta
como la luz de la infancia
cuando abrimos los ojos a un techo transmutado,
sin las sombras de siempre,
transformada la atmósfera de la mañana – primero tuvimos miedo
pero después supimos y saltamos de la cama para ver,
que sí, en efecto, el misterio
era el misterio de la nieve.
Hoy, el despertar muestra el color de un océano
irreconocible. Y hay islas. Pájaros de especies nuevas
persiguiendo el alba.
El cielo también es un cielo sin precedentes, inimaginable
su matiz. Las aldeas costeras, los contornos de la montaña
son casi un recuerdo –aunque no sea
un lugar del que hayamos partido alguna vez. Los viajeros no existen
hasta que se paran junto a nosotros en la baranda. No hay un sentido de arribo, sino
un sentido de aproximación. Alguien cruza una mirada y empezamos a hablar,
a oír que su historia —el largo viaje por tierra, el puerto, las demoras, el embarque,
las tormentas, las calmas ecuatoriales, después lo cautivante de atravesar el tiempo,
todo lo demás
retrocede, empalidece, se nubla y después se olvida,
solo el mar es presente y real, y el barco que olfatea su rumbo
bajo el sol y la luna—
es nuestra propia historia.
ENTERING ANOTHER CHAPTER
The nights pass, sleep and dreams, the ship rolling and creaking;/ and days, clouds rolling soundlessly, creak of seabirds' wings/ veering, battling headwinds. Nights, days, out on the main,/ passage of years, decades, no landfall fragrance, peppery breeze./ Then a morning comes, this one, of light different/ as light in childhood/ when we opened our eyes to an altered ceiling,/customary shadows absent,/tenor of morning changed--afraid for a moment,/ then we knew, and jumped out of bed to look,/ and yes, the mystery/was indeed the mystery of snowfall.// Today, awakening shows a color of ocean/ unrecognized. And there are islands. Birds of new species/ follow the wake./ The sky too is a sky not witnessed before, its hue not imagined. Coastal villages, mountain contours almost/remembered--yet this/ is not any place from which we left, some cognate rather. Travelers/ not noticed before stand at the rail beside us. No sense of arrival;/ a sense of approach. Some meet our eyes, we begin to speak, to hear/ how their story--the long land journey, the port, delays, embarka-/ tion,/ storms, doldrums, then the seductive furrowing through time,/ anything else/ receding, paling, fuzzy and then forgotten,/ only the sea present and real, and the ship nosing its way/ under moon and sun--/was our own story.
y los días, las nubes que ruedan sin sonido, el chirriar de las alas de las aves
virando, luchando contra el viento: días y noches mar afuera,
el paso de los años, y las décadas, sin el perfume de la tierra ni el escozor de la brisa.
Y luego llega una mañana, esta, con una luz distinta
como la luz de la infancia
cuando abrimos los ojos a un techo transmutado,
sin las sombras de siempre,
transformada la atmósfera de la mañana – primero tuvimos miedo
pero después supimos y saltamos de la cama para ver,
que sí, en efecto, el misterio
era el misterio de la nieve.
Hoy, el despertar muestra el color de un océano
irreconocible. Y hay islas. Pájaros de especies nuevas
persiguiendo el alba.
El cielo también es un cielo sin precedentes, inimaginable
su matiz. Las aldeas costeras, los contornos de la montaña
son casi un recuerdo –aunque no sea
un lugar del que hayamos partido alguna vez. Los viajeros no existen
hasta que se paran junto a nosotros en la baranda. No hay un sentido de arribo, sino
un sentido de aproximación. Alguien cruza una mirada y empezamos a hablar,
a oír que su historia —el largo viaje por tierra, el puerto, las demoras, el embarque,
las tormentas, las calmas ecuatoriales, después lo cautivante de atravesar el tiempo,
todo lo demás
retrocede, empalidece, se nubla y después se olvida,
solo el mar es presente y real, y el barco que olfatea su rumbo
bajo el sol y la luna—
es nuestra propia historia.
Versión en castellano de Sandra Toro
ENTERING ANOTHER CHAPTER
The nights pass, sleep and dreams, the ship rolling and creaking;/ and days, clouds rolling soundlessly, creak of seabirds' wings/ veering, battling headwinds. Nights, days, out on the main,/ passage of years, decades, no landfall fragrance, peppery breeze./ Then a morning comes, this one, of light different/ as light in childhood/ when we opened our eyes to an altered ceiling,/customary shadows absent,/tenor of morning changed--afraid for a moment,/ then we knew, and jumped out of bed to look,/ and yes, the mystery/was indeed the mystery of snowfall.// Today, awakening shows a color of ocean/ unrecognized. And there are islands. Birds of new species/ follow the wake./ The sky too is a sky not witnessed before, its hue not imagined. Coastal villages, mountain contours almost/remembered--yet this/ is not any place from which we left, some cognate rather. Travelers/ not noticed before stand at the rail beside us. No sense of arrival;/ a sense of approach. Some meet our eyes, we begin to speak, to hear/ how their story--the long land journey, the port, delays, embarka-/ tion,/ storms, doldrums, then the seductive furrowing through time,/ anything else/ receding, paling, fuzzy and then forgotten,/ only the sea present and real, and the ship nosing its way/ under moon and sun--/was our own story.
(de A Door in the Hive, New Directions Publishing Corporation, 1989).
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