El poeta está a disposición de su propia noche
Jean Cocteau
La túnica susurrante ondula sobre tu cuerpo y sedosamente se adhiere,
das un paso en la cuerda y avanzás sin dudar,
ileso, atrapás los cuchillos feroces y
los hacés girar encima tuyo, fuente de llamas
que suben y bajan, suben y bajan
rítmicamente,
dejás que las cadenas se enrosquen,
con arrogancia, listo
para cortarlas, eslabón por eslabón de acero,
cerrojo por cerrojo --
pero cuando tus contorsiones
graciosas y confiadas hunden el metal
en tu carne y se estrecha su abrazo de pitón
y ves óxido en las cadenas y sangre en tus poros
y rodás por una pendiente hasta un agujero negro
y no se escucha ni el sonido de la burla en el aire lejano,
arriba, en algún lugar donde antes estuvo el cielo,
ningún sonido más que el de tu propia respiración jadeante:
entonces es cuando entra
el milagro, sobre sus pies veloces,
por el precipicio, directo a la cueva,
abre los cerrojos,
los nudos de las cadenas caen abiertos,
los lazos se desatan,
los eslabones se hacen trizas,
y en segundos hay un montón de chatarra
a tus pies, pisás en libertad al mismo tiempo
que él se da vuelta para irse-
pero cuando cuando lo detenés con un grito,
agarrándote de sus rodillas, gimiendo tu gratitud,
con qué expresión radiante te mira,
y te pone de pie,
y te acaricia el pelo en desorden,
y te abraza
te abraza
te abraza
estrecha y tiernamente antes de desaparecer.
"The Poem Rising By Its Own Weight"
The poet is at the disposal of his own
night.
Jean Cocteau
The singing robes fly onto your body
and cling there silkily,
you step out on the rope and move
unfalteringly across it,
and seize the fiery knives unscathed
and
keep them spinning above you, a
fountain
of rhythmic rising, falling, rising
flames,
and proudly let the chains
be wound about you, ready
to shed them, link by steel link,
padlock by padlock —
but when
your graceful
confident shrug and twist drives the
metal
into your flesh and the python grip of
it tightens
and you see rust on the chains and
blood in your pores
and you roll
over and down a steepness into a dark
hole
and there is not even the sound of
mockery in the distant air
somewhere above you where the sky was,
no sound but your own breath panting:
then it is that the miracle
walks in, on his swift feet,
down the precipice straight into the
cave,
opens the locks,
knots of chain fall open,
twists of chain unwind themselves,
links fall asunder, in seconds there is
a heap of scrap-
metal at your ankles, you step free and
at once
he turns to go —
but as you catch at him with a cry,
clasping his knees, sobbing your
gratitude,
with what radiant joy he turns to you,
and raises you to your feet,
and strokes your disheveled hair,
and holds you,
holds you,
holds you
close and tenderly before he vanishes.
(de "Poems 1972-1982", New Directions Publishing Corporation, 2001.)
Versión en castellano de Sandra Toro.
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