Con ojos en la nuca
vemos una montaña
no oculta tras un bosque sino adornada
con arboledas plumosas aquí y allá.
Frente a nosotros las puertas,
en una fachada tal vez sin casa detrás,
son demasiado estrechas, y una
muy alta y sin umbral. El arquitecto ve
la imperfección de la idea y,
ansioso, increpa a la tejedora.
¡A arreglarlas!
Y ella comienza a tejer.
Porque queremos entrar
en la casa, si existe tal casa,
o por lo menos atravesar la puerta
haya lo que haya detrás,
queremos entrar en los brazos
tejidos de la prenda. Mientras
uno y otro se rehacen
en igual proporción.
Cuando las puertas se abran
cuando las mangas nos admitan
se despejará el camino a la montaña,
la montaña que vemos con
ojos en la nuca, la montaña
verde, la montaña
tallada en piedra caliza, reverberante
de ríos ocultos, la montaña
de pastos bajos y sutiles sombras.
(de "Selected Poems",
New Directions Publishing Corporation, 2002)
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