Por años, los muertos
fueron el peso
terrible de su ausencia,
el peso de lo que no
se puso en sus manos.
Rara vez, una aparición
—visión o sueño—
sostenía un instante esa
carga, como quien
se para detrás y brevemente
recibe
el peso de una
mochila.
Pero las correas, y el
dolor, seguían ahí—
aunque se puede
aprender a no sentirlas
excepto cuando la
memoria malvada
tira de golpe hacia
abajo.
De a poco llega la
sensación
de que, por un tiempo,
esa carga fue
lo que de alguna manera
necesitabas.
Qué endeble andar sin
eso, suelto,
de acá para allá, chocando
contra lo sólido.
Y después empiezan a
volver, los muertos:
pero ya no como
visiones. No están más
separados, no son
visibles, no.
Son ellos los que ven:
por segundos, minutos,
a veces más, su mirada
desplaza
la del deudo. Ahora
mismo,
ese cambio de luz,
arpegio
en el arpa del océano—
no es el portador habitual
del peso de la
ausencia el que lo vio, lo percibieron
los que murieron hace
mucho, los que hace mucho están ausentes,
y miran desde nuestros
propios ojos abiertos.
(Versión en castellano es de Sandra Toro).
THE CHANGE
For years
the dead
were the
terrible weight of their absence,
the weight
of what one had not put in their hands.
Rarely a
visitation--dream or vision--
lifted that
load for a moment, like someone
standing
behind one and briefly taking
the heft of
a frameless pack.
But the
straps remained, and the ache—
though you
can learn not to feel it
except when
malicious memory
pulls
downward with sudden force.
Slowly
there comes a sense
that for
some time the burden
has been
what you need anyway.
How flimsy
to be without it, ungrounded, blown
hither and
thither, colliding with stern solids.
And then
they begin to return, the dead:
but not as
visions. They're not
separate
now, not to be seen, no
it's they
who see: they displace
for seconds,
for minutes, maybe longer,
the
mourner's gaze with their own. Just now,
that shift
of light, arpeggio
on ocean’s
harp—
not the
accustomed bearer
of heavy
absence saw it, it was perceived
by the
long-dead, long-absent,
looking out
from within one's opened eyes.
(de Sands of the Well [2da. Ed.], N.Y.: New Directions, 1998).
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