viernes, 23 de julio de 2010

UN TIEMPO PASADO



Los viejos escalones de madera de la puerta del frente
donde estaba sentada esa mañana
cuando bajaste, recién despierto,
y mi alegría al verte (emerger
al día dorado—
                          con el rocío, casi escarcha)
me levantó para decirte
cuánto te amaba:

esos peldaños de madera
ya no están, se pudrieron
y fueron reemplazados por mármol,
duro, gris, elegante.
Los viejos escalones viven
solamente en mi:
los recuerdan mis muslos y mis pies,
y mis manos
todavía sienten sus astillas.

Todo en torno a esa casa
me trae recuerdos de los otros –del matrimonio,
de mi hijo. También los escalones: recuerdo
a mi amiga, ahí,  con su hijito que murió,
¿O acaso era el segundo, el que vive y prospera?
Y yo, a menudo, “en mi vida”, sola o con mi esposo.
Pero ese instante único,
tu “yo también te amo” alegre, jovial, despreocupado,
el silencio que ningún pájaro ni grillo rompió, las hojas de oro
cayendo mudas, en espiral
sin brisa que las soplase,
                                             son los que se enroscan
en mi cabeza y en mi cuerpo a través de esas tablas
que una vez fueron cálidas, antiguas, y ahora
en algún lugar esperan para ser quemadas.


Versión en castellano de Sandra Toro




A Time Past 

The old wooden steps to the front door /where I was sitting that fall morning/ when you came downstairs, just awake,/ and my joy at sight of you (emerging/ into golden day—/                          the dew almost frost)/ pulled me to my feet to tell you /how much I loved you:// those wooden steps/ are gone now, decayed/replaced with granite,/ hard, gray, and handsome./ The old steps live /only in me:/ my feet and thighs/ remember them, and my hands/still feel their splinters.// Everything else about and around that house/brings memories of others—of marriage,/ of my son. And the steps do too: I recall/ sitting there with my friend and her little son who died,/ or was it the second one who lives and thrives?/ And sitting there ‘in my life,’ often, alone or with my husband./ Yet that one instant,/ your cheerful, unafraid, youthful, ‘I love you too,’/the quiet broken by no bird, no cricket, gold leaves/spinning in silence down without/ any breeze to blow them,/                                     is what twines itself / in my head and body across those slabs of wood/ that were warm, ancient, and now/ wait somewhere to be burnt.






(de Poems 1972-1982, New Directions Publishing Corporation, 2001).









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